Siempre me fascinaron los espejos.
Tengo un recuerdo bastante marcado de cuando era chica y de la primera vez que vi la película Blancanieves y lejos de intentar interpretar de alguna manera la relación de la mujer con el espejo que Disney propone, lo que capturó mi atención por completo fue que del espejo saliera una voz, una voz que hablaba y decía cosas, una voz que venía desde otro lado, como si el espejo fuera un portal hacia otra dimensión totalmente desconocida para mí hasta ese entonces y que de alguna manera me llamaba.
Creo que desde ese momento los espejos se convirtieron en una especie de elemento sagrado, misterioso, profundo, fascinante e incomprensible y hoy en día en mi trabajo se volvió un elemento compositivo y una herramienta sensible muy importante a la hora de fotografiar.
Siempre tengo la sensación de que al pasar frente a un espejo en una habitación desierta y silenciosa hay alguien o algo más observando, expectante, para entrar en contacto.
Tengo un recuerdo bastante marcado de cuando era chica y de la primera vez que vi la película Blancanieves y lejos de intentar interpretar de alguna manera la relación de la mujer con el espejo que Disney propone, lo que capturó mi atención por completo fue que del espejo saliera una voz, una voz que hablaba y decía cosas, una voz que venía desde otro lado, como si el espejo fuera un portal hacia otra dimensión totalmente desconocida para mí hasta ese entonces y que de alguna manera me llamaba.
Creo que desde ese momento los espejos se convirtieron en una especie de elemento sagrado, misterioso, profundo, fascinante e incomprensible y hoy en día en mi trabajo se volvió un elemento compositivo y una herramienta sensible muy importante a la hora de fotografiar.
Siempre tengo la sensación de que al pasar frente a un espejo en una habitación desierta y silenciosa hay alguien o algo más observando, expectante, para entrar en contacto.
Y me gusta pensar que de algún modo esas voces se vuelven parte de mi imaginario poético y creativo dentro de cada foto con espejos que hago.
Delfina Carmona
Berlín, Alemania