En el verano viví varias veces mi muerte. Lo comparto como un recorte en el tiempo, pero en realidad ya morí otras veces y mi preparación comenzó mucho antes de este viaje. Morí la noche anterior a salir, morí en año nuevo, mori en sueños, mori en nombre de otros, mori en lugar de otras cosas, mori y me enterré en el patio de la casa que nos prestaron, me ofrecí tres mudras santos y veintiun días despuès de mi frente brotò una flor violeta de menta salvaje, llama portento de la transmutación. Mori meditando en el risco de un acantilado cuando en el vórtice del horizonte se abrió una figura indecible que avanzaba en todas las direcciones como la malla metálica de un túnel que no tiene la arquitectura de esta realidad. Dos dulces cumulonimbus flanqueaban a los lados del portal.
Mori en bosques, y en las playas, morí en médanos y en piedras mojadas, morí y reencarne en mi mismx pero siendo totalmente otrx. Una versión por momentos adolorida de un yo más sabio o más completo. Fui la anciana guardiana de los vientos, fui el lenguaje, el silencio y la manifestación.
Desireé De Stefano
Buenos Aires